Avances de la investigación2021-03-23T14:28:37+01:00

Avances de la investigación Neo50 sobre la carga mental y emocional de los cuidados

Ya estamos terminando el trabajo de campo para la recogida de la información que nos servirá como base para el informe de investigación sobre la carga mental y emocional de los cuidados. Todo ello para contribuir con la construcción de una corresponsabilidad efectiva para una distribución más justa de los trabajos de cuidados, una vez reconocida su importancia.

A lo largo de 2020 y en este comienzo de 2021, hemos hablado con mujeres, hombres y empresas para entender qué está pasando con los cuidados y las cargas relacionadas. Nuestro foco no era la pandemia, sin embargo, esta se ha impuesto como espejo de una distribución de los cuidados que se ha vuelto aún más injusta e insostenible en el último año.

En Mérida, Sevilla, Madrid y Ceuta hemos ahondado en el meollo de los cuidados para ver cuándo las tareas se transforman en cargas: hemos destripado, no tanto las tareas materiales, como cocinar o limpiar el baño, sino todas aquella que tienen que ver con la planificación y la organización de las tareas que las mujeres (y los hombres) desempeñan en el hogar, como saber qué falta en la despensa y pensar en cuándo hacer la compra, u organizar los horarios de todas las personas convivientes para que nadie se quede sin comida. También estamos investigando sobre todas aquellas tareas relacionadas con el trabajo emocional, es decir el apoyo personal y cuidados en los vínculos y las relaciones sociales.

Avance de resultados

En los últimos ocho meses hemos realizado el trabajo de campo intentando reflejar la diversidad de territorios y de las personas que los habitan. Hemos entrevistado, de forma individual o en grupos, a más de 70 mujeres, 15 hombres y 10 empresas, además de bucear en los estudios clásicos y los pandémicos con perspectiva de género en materia de corresponsabilidad y división sexual del trabajo, tiempos, salud y más enfoques que podían alimentar nuestro estudio.

Actualmente, estamos analizando las entrevistas y los materiales recogidos, empezando por la voz de la mujeres. Las mujeres con las que hemos hablado, de procedencia, formación y clase social diferente, nos han devuelto una fotografía en la que ellas asumen las tareas mentales y emocionales como una responsabilidad propia, en muchos casos sin compartirla mucho con sus parejas masculinas.

Se trata de una asunción de responsabilidad sin fisuras, “es lo que toca”, acompañada de mucho cansancio y cierto malestar. Al mismo tiempo, notamos cierta dificultad en individuar y nombrar todas las tareas de cuidados que no son materiales: son tareas invisibles, que las mujeres cumplen sin ni siquiera poder nombrarlas. Las mujeres entrevistadas atribuyen el desequilibrio en la distribución del trabajo mental y emocional a diferencias educativas y en la socialización de género. Tienen claro que es un proceso que se puede revertir, aunque haga falta mucho tiempo y trabajo.

Seguiremos informando sobre los resultados de la investigación y seguimos trabajando para que los hombres se involucren más en los cuidados y haya más equilibrio de dentro de las familias y para que la arquitectura de los cuidados se sostenga gracias a responsabilidades compartidas y equilibradas entre mujeres, hombres, estado y empresas, reconociendo al mismo tiempo el rol de la comunidad.